Nina, tótems i boscos

ese sueño, del que despiertas entre esas sensaciones irreales y verdaderas, así se ha ido despidiendo de mí una de las experiencias más bonitas que he sentido en los últimos meses. 

Inmensas colinas, rocas, ciervos, raíces, cabañas, cascadas, caballos, tótems, reflejos, niebla, ríos, ruinas, nieve, rastros…

Érase una vez Nina; ella me acogió en su guarida de las altas y rocosas montañas, con todo su mimo compartimos desayunos, cenas, vida, silencios. Me arropó y me presentó el mundo majestuoso que sobrecoge los pueblos del valle. 

No sabría muy bien como describir esa comunicación invisible, pero palpable que se da entre el alma y la madre naturaleza. Con Nina era tan sencillo palpar ese ‘gozo por la vida’ que manifiestan los innumerables árboles de su hogar. Capturarle entre esas danzas fue un privilegio para mí, se convierten ahora en rastros de esa aventura atemporal. 

Ansiaba coger ese billete hasta el Pirineo, hasta la mano de Nina. Ella es luz, lo sentí desde la primera vez que la vi frente a una gran pantalla tras la proyección del ’Hoy es Primavera’, en sus cuentos, sus poesías, su LIBRO, y ahora, más que nunca, puedo decir que es la luz con la que brota cada parte de la naturaleza, ella es Primavera! Es el abrazo, después del invierno escondido. Mi gratitud es inmensa, pues además, pude volver a abrir mis límites, romper con ese asfalto que me crece sobre la espalda, y que tanto me pesa. Agrietarlo y dejar entrar oxígeno espeso, niebla clara, frío y calor pero sobretodo aire. Es la luz de mis entrañas, removidas, agitadas, revueltas.

Se presentaron 7 ciervos, paseando desafiantes ante nuestra incisiva mirada, y conservamos su paseo atesorado en la memoria, como los caballos salvajes que pasean por carreteras asfaltadas y se adentran en los prados a por sus crías, perros libres correteando entre paseantes, no conozco más libertad que esa, el respeto natural, el peso de la vida, tan relevante para cualquier criatura, el trazo del equilibrio, la necesidad mutua de crecer bajo el mismo cielo. 

Gràcies Nina, gràcies eternes i infinites..! 



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